24 de enero de 2025

Abuela astuta víctima del Cuento del Tío aviso a la policía y el pillo cayó en la trampa

El «Príncipe de los Cuentos» cayó en la trampa de la abualita: la policía lo cazó en pleno acto

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¡El jueves fue el día de la caza para un astuto delincuente que pensó que podía engañar a una abuela de 83 años en la ciudad de Lincoln! La historia tiene todos los ingredientes de un thriller cómico, con un estafador que intenta aplicar el clásico «cuento del tío» y termina siendo cazado por la policía en una operación digna de Hollywood.

Todo comenzó cuando la valiente abuela recibió una llamada de un «pariente» desconocido, quien le aseguró que, debido a un supuesto cambio de gobierno, debía sacar todo su dinero y entregárselo a un misterioso individuo que pasaría por su casa. ¡Pero la abuela no se dejó engañar tan fácilmente!

Alertados por los familiares de la astuta abuela, quienes detectaron la trampa del «Príncipe de los Cuentos», se puso en marcha un operativo policial en la periferia del lugar. La abuela, con una maestría digna de Sherlock Holmes, siguió el juego del estafador y lo convenció para que se presentara en su hogar.

En una escena digna de una película de comedia, un joven desconocido llegó a pie, pero al notar la presencia policial, intentó huir. ¡Pero la policía no estaba para bromas y lo atrapó al vuelo! Resulta que este maestro del engaño tenía 38 años y era oriundo de Parque Patricios. ¡El «Príncipe de los Cuentos» no contaba con que su día de payaso del crimen había llegado a su fin!

El botín del delincuente también tiene su toque humorístico: un Audi A3, llaves del vehículo, un inhibidor de señal, teléfonos celulares y demás artilugios propios de un estafador de película. La trama culmina con la instrucción de una IPP (Investigación Penal Preparatoria) por estafa, con la UFIYJ N° 6 del Departamento Judicial de Junín tomando las riendas de este hilarante caso.

En definitiva, parece que el «Príncipe de los Cuentos» eligió la abuela equivocada para sus artimañas, ¡y la policía le dejó en claro que en Lincoln no hay lugar para el humor delictivo!